El tema de si el Presidente se va o no, jurídicamente se plantea muy interesante, porque ni la oposición cede un milímetro de segundo, alguien lo dijo una vez, y lo parafraseo, ni el oficialismo tampoco. La discusión versa sobre la manera constitucional de resolver, porque en lo que todo el mundo está de acuerdo, Dios nos ampare, es que sea por la vía de un golpe de estado, entiéndase, via no democrática.
La Carta Magna establece, en forma diáfana, artículo 233, cuando existe la falta absoluta del Presidente de la República, y lo hace de forma taxativa, de manera que no hay otra posible. La renuncia del hijo de Chávez, según se califica él y otros líderes, no se va a producir, de hecho, dijo que nadie lo sacaba de Miraflores, así que esa vía no es, y menos lo es la muerte, que nadie, en su sano juicio, se la puede desear.
Su destitución solo la puede producir el TSJ en plenaria, lo que significa la existencia de un juicio y esa la consecuencia. En cuanto a su incapacidad física o mental permanente, debe pasar por el trámite de una junta médica de profesionales designados por la más Alta Autoridad Judicial y aprobación del ente Legislativo Nacional. Ninguna de estas vías sirve a los que quieren y pelean por su salida.
Sigue el abandono del cargo, que solo lo califica la Asamblea Nacional, hoy en manos de sus antagónicos. La Máxima Ley no expresa que se debe considerar abandono, de manera que por allí podrían ir los tiros opositores, eso sí de manera razonada y eso es difícil de hacer, porque entramos en el plano subjetivo de que se puede considerar abandono. Por ejemplo, no dictar las medidas indispensables para que el país funcione ¿Constituye abandono?
El revocatorio no tiene discusión, el tema es como hacerlo de manera expedita, porque trabas a esta salida existen miles, tanto para impedirlo como para demorarlo hasta que queden dos años de mandato, porque asumiría el Vicepresidente de la República, que de acuerdo a los anti gobierno pudiera ser más de lo mismo o cuidado si peor.
La Causa R ha planteado una enmienda de la Constitución, que luego sería sometida a referendo aprobatorio, considerando que es la vía más expedita y democrática para resolver acerca de la permanencia de Maduro en el ejercicio del cargo.
A esa tesis, que no es del todo mala, le salieron al paso algunos abogados oficialistas, argumentando, que aun siendo aprobada la ley y refrendada por el pueblo, la misma sería inaplicable al actual Mandatario por el principio de la irretroactividad de la ley, por una parte, y por otra, que la única manera de sacarlo es con un referéndum revocatorio.
A ese respecto expresó Velásquez que no se trata de revocar a Maduro, sino de acortar el período presidencial, y como atañe al tiempo de gestión sí es, en su criterio, de aplicación inmediata. Se darán cuenta que el tema no es sencillo y seguramente, cualquier otra salida distinta al referéndum revocatorio va a parar a parar a la Sala Constitucional del TSJ quien dirá la última palabra, y ya la conocemos.
La conclusión elemental es que la tarea para salir del gobierno es ardua para los opositores y una gran cantidad de venezolanos, sin embargo no ven otra alternativa, puesto que es imposible el diálogo, no solo porque quien dice querer dialogar en verdad no quiere hacerlo, sino que su manera de ser y actuar tampoco lo permite.
Hay gente que piensa y sabe que por este camino pasaremos más trabajo que sapo comiendo alpiste, mientras que los otros creen que solventando algunos inconvenientes de la guerra económica, llegaremos al mar de la felicidad ¿Qué pasará?
Autor: Reinaldo Gadea Pérez
2 comments
Geovanni Considine
enero 25, 2018 at 9:35 am
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Ms. Rita Thompson
enero 25, 2018 at 9:35 am
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